En los últimos años, la cocina ha evolucionado hasta convertirse en un espacio mucho más amplio, luminoso y amable, con un rol más importante dentro del hogar.
Durante la pandemia esta tendencia se ha acelerado hasta transformar la cocina en el punto neurálgico de muchos hogares. Además de cocinar más y mejor, pasamos más tiempo en ella y, por lo tanto, los usos han cambiado: ahora es el lugar donde reunirse para comer, socializar o, incluso, trabajar.
Un espacio, variedad de elementos
Tras todos estos meses, nos encontramos ante un espacio multifuncional que se adapta a las necesidades de cada familia. En este concepto de cocina, la decoración es la vía principal para diseñar el espacio que se ajuste a lo que buscan sus habitantes.
Así, la línea que separa la cocina de otras estancias se difumina, incorporándose cada vez más elementos de otros ambientes. Sin embargo, el objetivo va más allá de crear espacios híbridos en los que el mismo espacio sirva para varias funciones. Se trata de comenzar por definir los usos que se les vayan a dar a las distintas zonas del espacio y, después, integrar elementos que las adapten a esa función. Así, conseguimos espacios multifuncionales en los que cada actividad tiene su propio ambiente particular.
Materiales que nos conecten con el exterior
Nuestra necesidad de acercarnos a la naturaleza es más fuerte que nunca y, por eso, buscamos la manera de integrarla en los interiores del hogar.
También en la cocina, donde los elementos naturales toman cada vez más fuerza. Ya sea en superficies horizontales o verticales, materiales como el mármol destacan por su riqueza visual y su naturalidad. Además, ayudan a potenciar las sensaciones de equilibrio y tranquilidad.
Por su parte, la madera ha ganado protagonismo gracias a su versatilidad. Esta cualidad la convierte en un material ideal para adaptar la cocina a la personalidad de sus habitantes y al uso que le den en su día a día.
Así, las maderas en las que destacan elementos como catedrales o poros abiertos ayudan a llevar la naturaleza al interior. En tonos oscuros, crean espacios elegantes y equilibrados. Mientras, las tonalidades intermedias ayudan a realzar la naturalidad de la madera original.
Además, las maderas con marcas características apelan a nuestra memoria y a las experiencias que han marcado nuestra vida. De esta forma, reforzamos el vínculo personal que nos une a los espacios que nos rodean.